Susurros del corazón se mantiene como una de las cintas más queridas del estudio de animación entre aquellos que la han visto. Pese a tratarse de un Slice of Life (recuento de la vida cotidiana), luego de 25 años su historia es tan vigente como al momento de su estreno.
Susurros del corazón y otras joyas del Studio Ghibli se encuentran disponibles en el catálogo de Netflix.
Ciudad de México, 27 de abril (SinEmbargo).- El talento es una herramienta que se puede pulir con el tiempo y la experiencia, como una piedra preciosa, tal y como nos muestra la cinta Susurros del corazón. Dirigida por Yoshifumi Kondō es, posiblemente, una de las cintas menos conocidas del Studio Ghibli.
Kondō fue una joven promesa de la productora. Destinado a convertirse en el sucesor de las dos grandes figuras de Ghibli, Hayao Miyazaki e Isao Takahata, vio truncada su carrera estrepitosamente cuando un aneurisma le arrancó la vida a sus 47 años, justo antes de concretar la dirección de su siguiente proyecto.
Hay quienes dicen que su muerte marcó un parteaguas en la forma de trabajo del estudio, ya que éste ocupaba un lugar muy especial en las vidas de Miyazaki y Takahata, como compañero y amigo.
"Egoístamente, todos los recuerdos volvieron a mi mente cuando me enteré de que te desmayaste el 26 del mes pasado [Diciembre de 1997]. ¡Cuánto he dependido de ti! ¡Cuánto me has ayudado! Si no fuera por tu gran talento, gran esfuerzo y duro trabajo, y antes de eso, si no hubieras decidido trabajar conmigo, no habrían existido La Tumba de las luciérnagas o Recuerdos del ayer", dijo Takahata en un homenaje a Kondō, traducido al inglés por Nausicaa.net y al español por Generación Ghibli.
"La imagen con el sentimiento, el movimiento con la emoción y la única persona que podía dibujar una imagen así. Kon-chan era esa persona para mí. Cada vez que se enfrentaba a una nueva tarea, yo confiaba en su talento, dependía de él. Y en el duro y largo viaje, egoístamente creímos que haríamos florecer tu talento al mismo tiempo, y que se podría obtener la alegría y el orgullo de una gran obra con el tiempo. Cuando pienso que el duro trabajo podría haber acortado tu vida, no sé qué hacer".
Susurros del corazón se mantiene como una de las cintas más queridas del estudio de animación entre aquellos que la han visto. Pese a tratarse de un Slice of Life (recuento de la vida cotidiana), luego de 25 años su historia continúa tan vigente como al momento de su estreno.
Shizuku Tsukishima es una joven de secundaria que siente una gran pasión por la literatura. En cada momento libre, realiza un viaje a la biblioteca para tomar algunos libros y disfrutar de la lectura. Un día descubre que en todos los ejemplares que ha solicitado se repite el nombre de otro estudiante: Seiji Amasawa.
En uno de tantos sus trayectos, un gato en los vagones del tren dirige a Shizuku a una tienda de artesanías que, finalmente, le permitirá conocer al chico que despierta tanto su curiosidad, un joven deseoso por convertirse en un gran luthier (fabricante y reparador de instrumentos de cuerda).
Las interacciones entre ambos personajes surgen de forma natural, sin complicaciones, bajo el velo de la admiración y la firme convicción de seguir sus sueños.
Esta cinta de 1995 retrata el paso a la adultez y esa búsqueda interna de reconocer lo que se convertirá en el motor de nuestras acciones, aquello que podría definir el resto de nuestras vidas y lo que constituirá las bases de nuestro futuro.
Shizuku no sabe lo que quiere hasta que platica con Seiji y se plantea que, quizás, ella misma pueda ser la creadora de esas historias que tantas veces le han conmovido en las tomos de las estanterías. Su contacto le inspira a descubrir las posibilidades de un talento aún inexplorado.
Pero una firme decisión también conlleva grandes riesgos, los cuales se traducirán en el temor de la protagonista: ¿Y si no soy lo suficientemente buena? Y una vez más aparece el joven Seiji para demostrarle que la única manera de saberlo a ciencia cierta es intentándolo.
Crecer implica riesgos. A mayor edad, más grande es el impacto de nuestras elecciones. Esa es una lección que la familia de Shizuku explica con claridad. "Haz lo que crees que debes hacer. Pero no es fácil vivir de una forma distinta al resto. Sólo será tu culpa si no sale bien", expone su padre, revelando otro de los aspectos más importantes de la vida adulta y el deseo de independencia: la responsabilidad.
En la colina del monte Tama, al oeste de Tokio, esa joven soñadora comienza a imaginar las primeras líneas de su ópera prima. La cinta muestra cómo ella fantasea con sobrevolar una ciudad flotante (con diseños inspirados en el trabajo creativo del artista Inoue Naohisa) junto a un elegante gato antropomorfo llamado Humbert Von Jikkingen, un personaje definido por un romance propio y que en un futuro servirá para crear la única secuela del estudio: El regreso del gato.
Y si Shizuku y Seiji reflejan la pasión de la juventud, el abuelo de éste último representa, no sólo la voz de la experiencia, sino también el valor de los recuerdos, aquellos que, precisamente, perfilan un camino en la vida. Tanto para bien como para mal. Es una expresión de las posibilidades perdidas de una historia ya vivida, pero fuertemente marcada por el amor.
El amable anciano se convierte en una guía para los jóvenes, ávidos por atreverse a conquistar los primeros grandes retos de sus vidas. Es el apoyo de Shizuku y gracias a él ésta encuentra la inspiración para su relato.
Uno de los mayores aciertos es que la búsqueda de los sueños es el principal eje sobre el que gira el universo de la cinta. Cada uno de los personajes guarda un deseo propio, ya sea el primer amor, abandonar el hogar, retomar la vida estudiantil luego de formar una familia o viajar al otro lado del mundo para demostrarse a sí mismo el valor de su talento. Todos cuentan una historia con la que el espectador se podría identificar.
En el apartado artístico, el filme destaca por ser la primera producción japonesa en emplear el sonido Dolby Digital, además de hacer uso de computadoras para aportar mayor realismo a los movimientos independientes de diversos objetos.
La música cuenta con la participación del compositor Yuji Nomi, quien también comparte su talento en El regreso del gato. Yōko Honna es la encargada de interpretar el tema principal: "Country Road", adaptación del clásico "Take Me Home, Country Roads", de John Denver, y que forma parte del argumento, por lo que aparece a lo largo de la cinta en más de una ocasión, incluyendo un fragmento interpretado por Olivia Newton-John al inicio del filme.
Originalmente, la canción de Denver habla de volver al hogar, a las raíces, así como de un sentido de pertenencia al lugar donde se creció y la protección que brinda un entorno familiar. Curiosamente, la versión de Ghibli trata de lo opuesto: abandonar el hogar, enfrentar el miedo y avanzar hacia lo desconocido para comenzar una nueva vida por uno mismo. Esto podría deberse a la misma tradición japonesa de ir en busca del éxito personal y profesional ante todo.
A lo largo de la trama, Susurros del corazón evoca escenas de la vida cotidiana con pequeños destellos de fantástica belleza y una gran honestidad. A pesar de los temas de carácter adulto que retoma la trama, no se trata de un drama exagerado como algunas veces nos ha acostumbrado el anime. Es una cinta muy amena, disfrutable e impregnada de escenas memorables que remiten a esos momentos mágicos que, ocasionalmente, tiene la vida cotidiana.
Susurros del corazón hace eco de la vida de su director quien, aunque no creó la mejor cinta del estudio, presentó un esbozo de lo mucho que pudo haber logrado. A pesar de ello, su talento y su pasión fueron inmortalizados en su arte para dar paso a ésta, una joya más del Studio Ghibli.
"Al igual que cuando se sube una cuesta y finalmente se ve un vasto océano azul bajo la montaña, o como un hermoso cielo despejado, su obra se mostró como una sensación de libertad", dijo Miyazaki al despedir a Kondō.
Susurros del corazón se encuentra disponible desde el 1 de abril en el catálogo de Netflix.